viernes, 9 de noviembre de 2007

Lavaderos clandestinos


Por Gabriel A. Kovacevich


En la ciudad de Rosario las inspecciones para controlar las habilitaciones oficiales son una simple norma que casi nunca o muy pocas veces se cumple.


Un caso concreto son las decenas de lavaderos clandestinos que están situados en Uriburu al 300, a 3 escasas cuadras del Distrito sur “Rosa Ziperovich”, el cual es el encargado de emitir los correspondientes permisos a los comercios que se encuentran dentro de su jurisdicción.

Consultando es las oficinas de habilitaciones de
dicha institución uno se entera de que para este tipo de comercios, léase “Lavaderos de Vehículos”, no se cuenta con una normativa explícita. Por lo cual, si usted desea llevarse u obtener información impresa, como correspondería a cualquier ordenanza, instructivo, ley o demás; le comunican que eso es imposible, solo lo transmiten de manera oral porque no existe tal registro, ya que como expresó una funcionaria de esta oficina, esta regulado mediante “analogías de otros rubros”. En tanto la Ordenanza Municipal Nº 7.462 establece los requisitos que deben cumplir las cocheras / lavaderos para ser habilitados.





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La oficina de inspecciones asegura que han realizado controles en el lugar en varias ocasiones, procediendo a la clausura de la totalidad de los lavaderos, sin embargo Sonia -la dueña del primer local de la zona (hace 10 años)- cuenta que “nunca los han molestado.


“si se tuviera que inspeccionar todo estaría la ciudad clausurada”

Los funcionarios del distrito sur alegan que ellos dependen de las oficinas generales de la Aduana, pero en ese edificio las cosas tampoco están bastante claras.
Una empleada de la Dirección General de Habilitaciones asegura que los lavaderos clandestinos son otro de los tantos comercios de la ciudad que no están controlados y “desgraciadamente es lo que hay”, expresó justificando así el incumplimiento de las ordenanzas y normas que rigen nuestra sociedad y estado de derecho. No opinan así aquellos que si poseen comercios en regla y pagan sus impuestos debidamente, como es el caso de Eduardo, dueño de un lavadero legalmente habilitado de Arijón al 2700, quien manifiesta su descontento y poca confianza en la administración municipal: “a mí me controlan los metros cuadrados de mi local y hay gente que si siquiera posee habilitación y lava los autos en las veredas y calles”.




Un empleado de la Dirección General de Inspecciones Municipal , también ubicada en el edificio de la Aduana, graficó la situación de manera más que clara, asegurando que “si se tuviera que inspeccionar todo estaría la ciudad clausurada”. ¿Con qué derecho o autoridad se eligen qué ordenanzas cumplir y cuáles no?

Los clientes de este tipo de comercios afirman que si bien no ven con buenos ojos que existan de manera clandestina, creen que es una buena opción para aquellos que no disponen de otro tipo de ingresos y es mas útil para la sociedad este tipo de recursos que un vuelco hacia la delincuencia, como en muchas zonas marginales sucede.

Si uno paga los impuestos y esta dentro de la ley, cumple con su deber pero relega ganancias, y si por otro lado decide montar un comercio clandestino, en esta ciudad, nadie lo controlará ni sancionará.
Según la ley Provincial Nº 2756/39 Orgánica de Municipalidades (Cap. 1, Art. 8) “Es obligatoria toda ordenanza municipal, diez días después de su publicación en la prensa local o por medio de carteles o folletos, a juicio del Departamento Ejecutivo
Municipal”; por lo cual no puede controlarse solo lo que se cree pertinente o se tiene ganas.

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Si existen leyes hay que cumplirlas, estemos o no de acuerdo. La ciudad es un reflejo del país y la sociedad en la cual se vive. No corresponde a ningún funcionario decidir arbitrariamente que ordenanzas o leyes son más o menos importantes para llevarlas a la práctica o archivarlas en alguna estantería. Por el momento... “es lo que hay”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La apreciacion es correcta. Las disposiciones normativas obedecen a un criterio racional sobre distintos aspectos como la higiene, la seguridad el servicio, autorizaciones previas del propietario, para evitar usurpaciones, etc., y no solamente a un criterio fiscalista para justificar pagar un tributo sin razón alguna

juan martin dijo...

le contesto al comenario anonimo : no te olvides que los lavaderos clandestinos dan laburo a la gente, claro que no se pueden abusar y es necesrio educacion y control. Si los controlás los hacés más buenos.